Lecciones de Vida

A un año del 18-O: los planes de la Fuente Alemana

El socio de la icónica fuente de soda ubicada en la Alameda dice que tras más de seis meses de inactividad, están listos para comenzar el servicio de delivery desde el 5 de octubre. Cuenta, además, que ya están evaluando comprar un local en Las Condes o Vitacura. “Ya no podemos tener todos los huevos en el mismo canasto”, asegura.

Por: Mateo Navas | Publicado: Domingo 27 de septiembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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"Desde el 18 de octubre las ventas cayeron un 80%. Estábamos vendiendo solo el 20%. Y bueno... el barrio obviamente se fue deteriorando tanto en infraestructura como en términos económicos. De 10 mil trabajadores que habían en esta zona hasta marzo, quedaron 4 mil. Se perdieron, en esa fecha, un 60% de los empleos.
Un día nos quedamos la noche completa porque no sabíamos qué iba a pasar. Fue de las jornadas más violentas. Igual al Infierno de Dante. Le dijimos al personal que los dueños cuidaríamos el local. Me quedé con mi hermano Mauro, uno de los jefes y un sobrino. Nos agarramos a combos. Combos pegamos, combos nos pegaron. No fue fácil. 
Mi papá tiene 82 años. Él seguía viniendo a trabajar y con el estallido tuvimos que decirle que no viniera más. Y él me dice: ‘Lo más terrible en mi vida en términos económicos y sociales fue entre 1970 y 1974, pero esto es peor’. 
El estallido fue peor que la pandemia, nunca había visto algo así. Y el problema es que no podías trabajar. En algunas reuniones con autoridades hemos tratado de pedirles que se resuelva el tema de la violencia. Pedimos que vuelva a haber Estado de Derecho porque no sacan nada entregando bonos o créditos. No vamos a poder trabajar si no podemos salir a la calle.
En el primer gobierno de Sebastián Piñera hubo muchas movilizaciones. En esa época estaban los dirigentes estudiantiles. Ellos protestaban y no pasaba esto. Y nosotros siempre las hemos asumido aunque no sean un buen negocio. También estaban la marchas por la diversidad, con carros alegóricos y  todo era una fiesta. Incluso ese día era una jornada buena de venta, porque había gente. Era otra la mirada. 
Este nivel de violencia lo puedo entender, pero no lo puedo justificar. Aún quedan muchas cosas por resolver.
Si podemos volver a trabajar, este local volverá a ser lo que era. Si las cosas van caminando bien, independientemente de lo que pase en el plebiscito, yo creo que no deberíamos tener problema. La clase política ha sido muy irreactiva. Y lo sigue siendo. Al final ahí está el problema. 
Trabajamos con esa seguidilla de violencia de lunes a domingo hasta que el 20 de marzo tuvimos que cerrar por disposición del gobierno por el tema de la pandemia. Y aunque suene triste decirlo, la pandemia salvó a todos los negocios que quedaban en pie. Nos salvo en qué sentido: que no nos destruyeran. Porque al final era una cuestión de tiempo. Era un desgaste para todos. 
Ahí entramos en el proceso de la Ley de Protección al Empleo. El más golpeado fue el trabajador. Si bien ellos actualmente reciben una plata, no es lo que estaban ganando. En el caso de las señoras que atendían acá, el sueldo base era de $ 362 mil más $70 mil de movilización. El resto se lo hacían con propina. Entonces ellas podían estar ganando entre $700 mil a un millón de pesos mensuales. Muchas de las señoras antiguas tienen su casa propia, educaron a sus hijos en la universidad. Esta pega les dio movilidad social en términos familiares. 
El local se ha mantenido cerrado. Nosotros no hemos hecho nada. No nos hemos sentido con la posibilidad de hacerlo bien. Además tenemos otras limitantes. Trabajamos con muchas personas mayores. Es difícil porque ellos corren más riesgo. 
Estamos viendo la forma de reactivarnos y de retomar el delivery. Todo eso lo vamos a hacer el 5 de octubre. Ese día saldremos al mercado y esperamos que nuestros clientes también puedan acceder a nuestros productos. Fuentes de soda hay muchas, pero antiguas como esta solo una.
Hemos visto locales más arriba en Las Condes y Vitacura. Los precios se han mantenido pero en el último tiempo han empezado a caer. Los arriendos también. Invertir y moverse es difícil, pero para nosotros es una realidad. Ya no podemos tener todos los huevos en el mismo canasto. Eso no quiere decir que nos vamos a deshacer de este local.
El delivery es muy compatible pero hay partes de la experiencia en el mesón que no se pueden trasladar en una caja. Mucha gente viene acá para tener una interacción con las señoras. No hay mantel largo. Es bien acogedor. Porque estás hablando en un idioma súper simple y ves lo que te están cocinando. Lo bonito que había acá es que podías ver a alguien con un alto estándar socioeconómico y una persona humilde y todos sentados en la misma barra. Este barrio era así hasta que pasó lo que pasó. Y todo eso no se puede meter en una caja”.  

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